Es un gusto compartir mi historia para que sirva a tantas personas, muchos quizá ni se recuerden de la existencia de un país tan hermoso como lo es Australia, que en lo personal lo catalogo como uno de los reservorios naturales más importante de toda la tierra para la humanidad. Pero no sólo es naturaleza, sino la mano del hombre que embellece los panoramas con increíbles edificaciones y obras de arte que despliegan una belleza única. Soy una persona que ha tenido bastantes aventuras, aunque considero que no lo suficiente, porque todavía no conozco a mi país favorito, sin embargo, mis ojos ya han visto muchísimo de lo que nuestra madre tierra ha presentado exclusivamente para nosotros.

He tenido la dicha de recorrer gran parte de Australia en todas sus dimensiones gracias a mi profesión, que, por cierto, puedo disfrutar y ejercer con plena tranquilidad dondequiera que esté ya que soy fotógrafo y llevo toda mi vida en esto. Quizá la mayor cantidad de dinero que he ganado en la vida lo he gastado en cosas referentes a la verdadera vocación que he vivido desde hace mucho, y obviamente, no me arrepiento de eso; ya me entenderán los que se dedican a la misma área que yo.

La fotografía me ha llevado a latitudes que ni en sueños esperé recorrer, he visto escenas que sólo Dios y yo hemos contemplado, pero que gracias a mi cámara he podido hacer llegar a los demás así sea en pequeñas fracciones, en fotogramas. Estar en Australia definitivamente me logró cambiar mis paradigmas e incluso algunos de mis anhelos. Como ya comenté, hube estado en varios lugares de este precioso país, y claro, tengo varias opiniones de cada uno porque ciertamente son bastante particulares y su singularidad esta ensamblada para personas distintas, pero hago la salvedad de que mi ciudad favorita es Melbourne. No he experimentado la tranquilidad que esta ciudad me ha brindado, yo diría que está hecha a mi medida, comenzando con el clima que es tan variable, pues, hay épocas donde puede llegar inclusive a los 2°C y otras donde supera los 35°C.

Los días en Melbourne son en su mayoría nublados, perfectos para todos los que nos gusta este tipo de panoramas. Horizontes inigualables, gente apacible y sistemas que funcionan a la perfección, sin oportunidad de perder tiempo en ningún aspecto. De las cosas que me llevé de esta hermosa ciudad, fueron esas tardes lluviosas en donde pude desarrollar conceptos nuevos y practicar el estilo bokeh que estudié en Japón, justo antes de ir a vivir los colores que me regaló esta ciudad australiana.

Ya tocando el terreno de la cotidianidad, no podré olvidar todos los días que visité el mercado Queen Victoria, en el que sólo el hecho de ir era ya una experiencia turística muy particular. Es el mercado más grande en el que he estado, es de lo más exagerado que he visto, cosa que me encantó porque eso lo convierte en uno de los más importantes hitos de esta ciudad y un punto de alta curiosidad para mucha gente que va a visitar Melbourne. No puedo omitir que una vez me perdí estando en ese mercado, lo que me dio un poco de ansiedad al principio, pero luego lo que hice fue disfrutar ese hecho en sí mismo porque dije: “No me he perdido en cualquier lugar, ¡sino que nada más y nada menos que en uno de los mercados más grandes que existen!”, y allí empecé simplemente a disfrutar de todo el panorama, las tiendas y demás.

Al fin y al cabo, los humanos nos arrepentimos es de lo que dejamos de hacer, así que no me queda más que invitarles a seguir sus sueños, buscar la tranquilidad y a disfrutar del camino con todos los recuerdos que eso es lo que cuenta. Ve y busca tus recuerdos, pero comienza en Australia.