Australia es un país de Oceanía que combina tanto la magia de sus rincones en forma de playas como una cultura diversa que vale la pena explorar. Por eso, me enamoré en Australia.
No basta con solo mirar las fotos y leer los artículos que hay en internet ¡hay que vivirlo! Y en ocasiones pensé que era un sueño imposible. Todo el mundo decía que era muy costoso, además no conocía a nadie allí y definitivamente el inglés no se me daba muy bien.
Pero descubrí algo maravilloso que indiscutiblemente cambió mi percepción de todo. Y así comenzó mi aventura. Lo que pensé que era un simple anuncio de “trabaja y estudia en el extranjero”, fue sin duda mi catapulta. Mi primer encuentro con esta tierra maravillosa. A través de ellos pude gestionar y organizar todo lo que necesitaba. Y lo mejor, es que no fue tan difícil como pensé.
Pero no quiero hablarles mucho de todo ese proceso más administrativo que entretenido.
Mi vida cambió cuando pisé por primera vez el suelo Australiano
Al principio dudaba de todo, qué terror llegar a un país desconocido. Pero me guio un acompañante en todo momento. Antes de llegar a Australia, ya me había ayudado a conseguir alojamiento (gratis por unas semanas por cierto), tenía algunas entrevistas de empleo; y ya sé que estás pensando cómo hice con el idioma; ya me había inscrito en un instituto de idiomas que me quedaba perfecto para ir y venir caminando porque tenía todo muy cerca.
¿Pero cómo así que me enamoré?
Es que yo había investigado mucho sobre Australia y me había asesorado un montón. Pero es que llegar aquí y verlo y vivirlo con tus 5 sentidos es completamente otra historia que por más que te la cuenten, siempre es más genial cuando la vives.
Me enamoré de Australia ¡Los paisajes son de otro mundo! No te imaginas la variedad de cosas que puedes llegar a ver. Las playas son para dejarte boquiabierto y hay gran variedad de destinos turísticos que vas que te dejarán sin aliento. Las fotos aquí parecen de experto y no porque yo tenga una gran cámara, pero el paisaje es tan hermoso que cada foto que tomo es como si Australia posara para mí.
Y es que no cabe duda de que me enamoré en Australia. Me enamoré de sus paisajes, de su gente, su vida nocturna ¡Su vida nocturna! Es muy entretenido salir y compartir con mis amigos (los amigos que ya he hecho aquí. Algunos extranjeros como yo pero también Aussies como aprendí aquí a llamarlos). Hay bares nocturnos, muchos con música en vivo, cosa que me encanta. Y la diversidad gastronómica es exquisita. Además de que hay muchísimas fábricas de cerveza local que si te gusta la cerveza seguro encontrarás varias que se convertirán en tus favoritas.
Ahora, no sé si es por mi edad o es que uno se enamora tanto de este lugar que todo parece encantador. Porque el amor que le cogí al mercado local no es normal. Consigo alimentos muy frescos y de gran variedad. Para mí es un paseo más visitar el mercado. Además que la gente es súper cálida y amable.
Es una realidad, cada uno de nosotros ha soñado alguna vez con visitar este maravilloso país, ¿verdad? Hasta hace poco, un país tan lejano, intrigante y desconocido como Australia se me revelaba sólo en internet, o en la experiencia de alguien más. Esta parte del mundo está asociada con palabras como: canguros, aborígenes, Gran Barrera de Coral, Ópera de Sydney… Y honestamente, me enamoré de Australia. Es un país-continente extremadamente interesante, pintoresco y vibrante. Cerca de las costas del continente hay una gran cantidad de islas con diversa flora y fauna: Horn, Hamilton, Dunk, Terrosova. Todos son únicos en su naturaleza, su belleza, playas doradas. Y frente a la costa se encuentra el principal valor natural de Australia: la Gran Barrera de Coral.