¿Qué te motivo viajar a Australia?
Viajar ha sido una de las cosas que más he disfrutado en la vida, los amaneceres de otras latitudes son tan distintos entre sí y tan hermosos particularmente.
El detalle es que siempre que hube viajado fue como turista y no duraba más de un mes en un país. Soy Jorge, tengo 25 años y el año pasado estuve en Melbourne. Soy español, no tan diferente de los que podéis conseguir eventualmente, pues, soy bastante celoso con mi idioma.
Sin embargo, estamos inmersos en una cotidianidad globalizada en donde el idioma que predomina es el inglés, por lo que decidí ir a estudiarlo con el propósito de aprenderlo bien, para así no quedarme atrás.
El mundo me ha exigido estudiar este idioma por la sencilla razón de que adoro los negocios.
Para este mundo, se necesita mucha perspicacia y elocuencia, pero, ¿Qué pasa si un día dejas de ganar la mejor pasta de tu vida porque no conoces un idioma?
Eso fue lo que me pasó. ¡Tristemente dejé ir 150.000 € por no ser capaz de entablar una conversación de negocios en inglés avanzado! Así que tome la decisión de iniciar trámites para estudiar en Australia.
Siendo sincero, fue más sencillo de lo que esperaba.
¿Qué ciudad elegiste?
Luego de que logré todo el papeleo para la visa, me dieron tres ciudades como como opciones para ir a estudiar: Melbourne, Sídney y Brisbane; y elegí Melbourne.
Algo me decía que debía ir allá y no a otro lugar. Y debo deciros que me fue extraordinariamente bien, mi experiencia en Melbourne fue increible.
Al llegar allá comencé todos mis trámites legales para tener todos mis papeles en regla.
¿Qué elegiste arrendar en Melbourne ?
Opté por arrendar una habitación compartida al principio, ya que pensé que eso me permitiría mejorar aún más mi inglés.
Al comenzar mi curso, me sentí bastante bien porque sentí que de verdad estaba aprendiendo cada vez más al pasar los días.
En el piso donde estaba viviendo, también vivían otros compañeros del curso y otras personas que estaban estudiando otras cosas.
Hice buenos amigos, ya que tuvimos bastante empatía entre nosotros y pudimos delegarnos todas las tareas perfectamente.
Por fortuna vivíamos con dos estudiantes de cocina, que lo hacían de maravilla, eran dos chicas italianas, así que no dudé en comenzar a negociar y les propuse que yo pagaría más para la comida con tal de que ellas cocinaran para la cena.
En efecto, una inversión impecable, ya que estaba comiendo tal como si estuviere en un restaurante premium.
Logré hacerme amigo de un japonés que estaba perfeccionando su inglés. Al principio fue un poco complicado seguirle el ritmo, pero después se fue haciendo más y más fácil.
¿Cómo fue tu experiencia con tu primer trabajo en Melbourne?
Melbourne tiene la particularidad de que alberga un gran porcentaje de personas advenedizas, provenientes de todas partes del mundo.
Eso me emocionó mucho en su momento porque hice varias amistades importantes de muchos lugares.
Luego de 2 meses fue que me encaminé a buscar un trabajo, pues, tenía el miedo de que me rechazaran por no saber perfectamente el idioma, así que, fui a por ello.
Conseguí quedar en un restaurante como dishwasher, luego como mesero y después, por mis habilidades estuve trabajando en el área administrativa. Mi vida cambió completamente.
El restaurante quedaba en un suburbio llamado Fitzroy, que, por cierto, desde mi perspectiva, es la zona más hermosa de toda la ciudad. Una experiencia en Melbourne irrepetible.
Nace un emprendimiento en Melbourne
Melbourne tiene un extraordinario desenvolvimiento artístico y cultural, la música se mueve allí en todos lados, lo disfruté mucho.
Esos conceptos me dieron paso a pensar en un nuevo modelo de negocio, iba a proponerle a mis compañeros de piso hacer un restaurante, lo teníamos todo.
Cuando les propongo, quedaron fascinados, pero a la vez con un poco de incertidumbre, pero aceptaron.
Ahora vivo en Estados Unidos, al igual que mis socios y ya tenemos dos restaurantes, nos ha ido de maravilla y, a decir verdad, no esperaba este vuelco tan bueno que mi vida ha dado. La experiencia en Melbourne renovó nuestras vidas.
