El Monte Uluru, o también conocimo como Ayers Rock, es una formación geológica rocosa compuesta por arenisca, situada en el centro de Australia, concretamente en el Territorio Norte, dentro del parque Uluru Kata Tjuta National Park. La famosa roca fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.
Junto con el parque antes mencionado, el Monte Uluru es una de las mayores atracciones del país, puesto que es uno de los monolitos mayores del mundo, con más de 348 metros de alto, 9 kilómetros de contorno y 2,5 kilómetros bajo tierra. Vamos a ver qué es lo que hace tan especial a esta antigua e impresionante roca.
Una característica que hace todavía más especial al Monte Uluru es que cambia de color. Adopta diferentes colores debido a la acción del sol. El polvo de la arenisca que se encuentra en suspensión, la contaminación y el vapor de agua que se encuentra en capas más bajas de la atmósfera, actúan como filtro lo cual limita las longitudes de onda cercanas al azul y acentúa los tonos rojizos de la roca.
Si acudes durante las primeras horas del día, es un monolito de tonos ocres. Al atardecer, presenta un color rojo brillante. Incluso los días nublados sorprende ver todas las tonalidades que es capaz de mostrar la imponente roca y los días lluviosos un color gris metalizado envuelve el monolito.
Una de las mejores formas de visitar el monolito es siguiendo el camino que lo rodea, lleno de cascadas y cuevas con pinturas rupestres del dios Wandjina. Muchas de las pinturas y grabados se relacionan también con la fertilidad y la iniciación, considerándose de origen divino. También encontramos seres mitológicos asociados una vez más a la creación del mundo. Si nos fijamos en las figuras que esas pinturas representan, nos pueden recordar un poco a extraterrestres con ojos grandes y una especie de halo. Todo esto ha sido fuente de teorías y especulaciones.
Yendo un poco más allá, podemos mencionar que se pide a los visitantes que no tomen fotografías ni vídeos. Además, hay cuevas o cavernas que son exclusivas para cada sexo: unas para hombres y otras para mujeres.
Aunque los guías dejan claro que no se permite subir ni pisar la roca, lo cierto es que muchos visitantes y turistas ignoran el mensaje y pisan y suben por la roca. Tales eran los daños en determinadas ocasiones que, en 2017 se prohibió la subida al monolito, tanto por motivos de seguridad como ambientales. Y es que escalar el Uluru puede ser mortal por las altas temperaturas, en ocasiones por encima de los 45 grados y los fuertes vientos que se registran en el parque.
Los principales beneficiarios de la prohibición de escalar el monte Uluru fue el pueblo indígena Pitjantjatjara Anangu. Un dato interesante es que el 26 de octubre de 1985, este pueblo indígena recuperó la propiedad tradicional de las tierras donde habitan desde hace 30.000 años.
Las preocupaciones por el clima y la seguridad también han llevado a que la ruta sea frecuentemente cerrada debido a los fuertes vientos o al calor extremo. Desde los años 50, al menos 35 personas han muerto en el trayecto y muchas más han sido rescatadas.
Además, los daños causados por los turistas que escalan la roca son una preocupación creciente. Las botellas de agua de plástico se caen y los escaladores que necesitan hacer sus necesidades contaminan los pozos de agua utilizados por la vida silvestre. Lo que, es más, las marcas en la roca dejadas por los zapatos de los escaladores son visibles en kilómetros a la redonda.
Más de 250.000 personas visitan Uluru cada año y el 16% de esos visitantes eligió escalar el monolito entre 2011 y 2015. La medida de prohibir totalmente la escalada está en consonancia con el plan de gestión del parqu, en el que se propuso que se prohibiera la escalada si el número de visitantes descendía por debajo del 20% y se establecían con éxito otras actividades para los visitantes.